martedì 16 settembre 2014

Lazarillo de Tormes

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Y así me fui para mi amo, que esperándome estaba. Salimos de Salamanca, y llegando a la puente, está a la entrada della un animal de piedra, que casi tiene forma de toro, y el ciego mandome que llegase cerca del animal, y allí puesto, me dijo: "Lázaro, llega el oído a este toro, y oirás gran ruido dentro dél." Yo, simplemente llegué, creyendo ser ansí; y como sintió que tenía la cabeza par de la piedra, afirmó recio la mano y diome una gran calabazada en el diablo del toro, que más de tres días me duró el dolor de la cornada, y díjome: "Necio, aprende que el mozo del ciego un punto ha de saber más que el diablo", y rio mucho la burla. Paresciome que en aquel instante desperté de la simpleza en que, como niño, dormido estaba. Dije entre mí: "Verdad dice este, que me cumple avivar el ojo y avisar, pues solo soy, y pensar cómo me sepa valer." Comenzamos nuestro camino y, en muy pocos días, me mostró jerigonza, y como me viese de buen ingenio, holgábase mucho, y decía: "Yo oro ni plata no te lo puedo dar; mas avisos para vivir muchos te mostraré." Y fue ansí, que, después de Dios, este me dio la vida y, siendo ciego, me alumbró y adestró en la carrera de vivir.
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- Anonimo -

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